lunes, octubre 25, 2004

Asfixia / Jesús Silva-Herzog Márquez

César Alfonso Rodríguez Gómez, funcionario de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, fue ascendido tres veces en unos cuantos años. Su excelente desempeño le permitió escalar un peldaño tras otro. Entró como secretario en el año 2000 y llegó a ser subdirector de Política y Estadística Criminal. Un ascenso fenomenal. Su carrera, sin embargo, fue interrumpida de pronto, de manera tajante. El martes pasado fue detenido cuando participaba en el secuestro de un empresario. Seguramente su conocimiento de las políticas criminales de la Procuraduría lo estimuló a complementar sus ingresos con alguna actividad adicional. O, tal vez, fue su dominio de los datos que reflejan el rentable mundo del delito, lo que lo llevó a la razonable conclusión de que el secuestro es una actividad lucrativa y segura -para el secuestrador, por supuesto. La historia revelada la semana pasada parece ser repetición de muchas otras. ¿Cuántas veces hemos leído una noticia como ésta? ¿En cuantas ocasiones se ha descubierto que una terrible banda criminal está formada o apoyada por una red de burócratas al servicio de alguna Procuraduría? Un episodio más de nuestra historia de policías y ladrones. Resulta hasta incómodo repetir la masticada frase: "quienes deben combatir el crimen aparecen como los principales responsables de cometerlo".

La noticia del funcionario delincuente se esconde de inmediato en las páginas interiores de los diarios y se olvida de inmediato. Nada nuevo, se dirá. Nada importante. Una anécdota más. Otro escandalillo desechable. Ya vendrá por la tarde el relevo. La quiebra del Estado disfrazada como historieta trivial en una cadena de cuentos triviales. No hay nada de qué preocuparse. Por ello, el jefe del señor subdirector de Política y Estadística Criminal, el maestro Bernardo Bátiz puede minimizar el hecho como un asunto sin importancia. El procurador del Distrito Federal puede hablar sin ninguna consideración por las víctimas, sin ningún respeto por la lógica, sin respeto aun por la inteligencia de quienes pudieran detenerse a escucharlo. Don Bernardo responde a una entrevista de Ciro Gómez Leyva y, con toda tranquilidad, declara que el delincuente con licencia de la Procuraduría secuestraba en horas que no eran de oficina. El subdirector terminaba sus labores y, tras despedirse de sus compañeros de trabajo, daba un leve giro profesional y organizaba una novata banda de secuestradores. ¿Por qué hacer tanto escándalo? Ése es su razonamiento. Para no abusar de la interpretación, cito: Rodríguez Gómez "cometió un delito que no era en sus horas de trabajo" (sic) (La crónica, 22 de octubre). En sus horas de trabajo, el esmerado subdirector cumplía ejemplarmente con sus responsabilidades. Si secuestraba en sus horas de descanso, es un asunto suyo, una forma de administrar con eficiencia su tiempo libre. El delito como una de las expresiones del derecho a la intimidad. La Procuraduría del Distrito Federal, por supuesto, no tiene ninguna responsabilidad en la contratación y en la promoción de un delincuente. Ya se sabe que el gobierno del Distrito Federal es teológicamente incapaz de error. Todo es siempre culpa de otros. Además, agregó después el procurador Bátiz, hay que considerar que era la primera vez que delinquía el señor subdirector. No es para tanto, dirá el abogado de la ciudad a los miembros de la prensa. Era apenas su primer secuestro. Era un simple aprendiz. Detengámonos en el razonamiento -o lo que sea- del licenciado Bátiz. Rodríguez no era un delincuente al llegar a la Procuraduría hace cuatro años. Fue precisamente su experiencia laboral en la institución lo que le permitió esta leve transformación profesional. Con orgullo, don Bernardo Bátiz defiende que la Procuraduría que él dirige no contrata delincuentes; contrata profesionales honorables y los convierte en delincuentes.

Todo indica que las declaraciones del procurador fueron pronunciadas en horas de trabajo. ¿Será responsable por ellas? No parece. En todo caso, el maestro Bátiz está acostumbrado a proferir cualquier aberración y no pagar costo alguno. Puede difundir públicamente materiales que forman parte de una investigación en curso y no pasa nada. Puede convertirse en defensor de un procesado y no pasa nada. En la guerra política que padecemos es evidente que tiene el respaldo de su jefe y eso basta. Refugiados los campos enemigos en sus trincheras, son incapaces de reconocer públicamente los errores de sus aliados. Bajo esta lógica admitir que Bátiz ha cometido demasiados errores es entregarle un premio a los conspiradores. En este clima, la lealtad otorga certificado de impunidad.

Lo prueban las declaraciones de Bátiz: vivimos en el reino del cinismo. La cabeza de una institución celebrando orgullosamente su ruina. Un funcionario público tomando la palabra para reiterar su desprecio por la razón. Esta estampa extraída de nuestros diarios y noticieros es una de las muchas que empapan nuestra vida pública. Una combinación de irresponsabilidad, cinismo, tontería. ¿Cómo debe hablarse de ello? ¿Cómo puede construirse la crítica de esta nefasta mezcolanza? Quiero decir que escribir sobre el rumbo de la política mexicana se ha vuelto, crecientemente, una tarea fastidiosa. Es narrar las conocidas vueltas de nuestro carrusel de escándalos, sandeces e incompetencias. ¡Tantos madrazos, bátiz, lópezobradores, sahagunes! Cada novedad resulta una reiteración. Todos los actores como parodias de sí mismos. Nuestros diarios se han convertido así en reediciones de periódicos que hemos leído mil veces. Encerrados en un cubo estrecho, respiramos aire viejo. Aire cargado y sucio. La película que vemos es un cuadro detenido en su desgracia. El presidente de la República flotando en su nube de optimismo, sin que los fastidios de la realidad lo despeinen. Su esposa derramando nuevamente los empalagos de su ambición. El pontífice de la Ciudad de México evadiendo persistentemente cualquier interrogante, al tiempo que se maravilla por la pureza de su virtud. El fatuo de Bucareli atrapado en su barroco teatro de ineptitud. La incompetencia no tiene signo partidista. Todos los colores revueltos en el pozo.

La política mexicana se ha convertido en una cazuela asfixiante. No hay aire fresco por ningún lado. Nuestra atmósfera se carga de la irresponsabilidad, desfachatez y soberbia de nuestra clase política. Todo indica que así será por los próximos años. De escándalo en escándalo. Nos iremos acostumbrando a este círculo de revelaciones y golpes en el que todo es permisible, en donde nadie es responsable de nada, en el que nada en realidad importa.

domingo, octubre 17, 2004

Contra las pensiones

Critica Banco Mundial pensión a ancianos

Roberto Holzmann dijo que de acuerdo con la experiencia mundial, los de la tercera edad no siempre son el grupo más vulnerable de la población

Por Vanessa Beltrán
Grupo Reforma

Ciudad de México (6 octubre 2004).- El programa de apoyo económico a las personas de la tercera edad que tiene implementado el Gobierno del Distrito Federal, no es un proyecto eficiente que contribuya a disminuir la pobreza, consideró el director del departamento de protección social de Banco Mundial, Roberto Holzmann.

"Estudios del Banco Mundial respecto a la pobreza arrojan que en particular este caso no tiene gran eficacia porque se otorga a todos los habitantes de la tercera edad.

"Al otorgarse a todos los (habitantes) de la tercera edad no tiene un efecto en la reducción de la pobreza, por lo tanto, no existe una gran eficiencia en este tipo de gasto", apuntó Holzmann en entrevista durante el marco del Décimo aniversario de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar).

En el Distrito Federal, existe una ley de pensión universal que garantiza la entrega de recursos mensuales a todos los adultos mayores de 70 años de edad que así lo decidan.
A pregunta expresa sobre si considera al programa implementado por el Gobierno de López Obrador como una medida populista, el funcionario del Banco Mundial se limitó a contestar que "al gastar el dinero se debe encontrar una mejor manera de hacerlo, una manera que sea más eficiente o más eficaz".

Antes de transferir recursos para este tipo de programas se necesita hacer estudios y pensar en la manera de implementar los programas que tengan los menores costos para ayudar a los más vulnerables, agregó.

Afirmó que de acuerdo con la experiencia a nivel mundial, las personas de la tercera edad no necesariamente son el grupo más vulnerable de la población.
Citó el caso de Nepal, donde se otorga ayuda oficial a gente mayor de 75 años, que en general pertenece al grupo de la clase más acomodada.

"Es necesario hacer estudios para detectar en dónde están los pobres para poder asistirlos, de lo contrario podríamos estar en un error en la aplicación de esos recursos a pesar de tener las mejores intenciones", señaló Holzmann.

Comentó que en México existe un programa que tiene una buena focalización, el programa federal Oportunidades que es un proyecto eficiente con metas y objetivos muy claros para llegar a los más vulnerables.

viernes, octubre 15, 2004

¿Conspiración? Toda la prensa contra AMLO

Es una conspiración”: AMLO

No es complot, es una confabulación o una conspiración, que me incluye a mí como Jefe de Gobierno, es un plan de ataque para descalificarnos con miras al 2006", aseguró López Obrador respecto a la difusión de las conversaciones telefónicas entre René Bejarano y Dolores Padierna, y Martí Batres y Alejandra Barrales. Padierna dijo que presentará una denuncia penal contra Santiago Creel, secretario de Gobernación, por el espionaje telefónico del que fue objeto, y afirmó que "lo que quieren hacer es desprestigiarme por mi limpia trayectoria política de muchos años".

La difusión de las llamadas telefónicas que presuntamente revelan que funcionarios del gobierno capitalino instruyeron a legisladores locales del PRD para tomar la tribuna de la Cámara de Diputados, el pasado 5 de octubre, desató nuevas acusaciones en contra de Andrés Manuel López Obrador.

Senadores de PRI y PAN consideraron que hay elementos para analizar la posible remoción del cargo del titular del GDF, si se comprueba que la administración capitalina tuvo que ver en la irrupción.

El secretario de Gobernación, Santiago Creel, urgió a que el gobierno local deslinde responsabilidades sobre la presunta participación de funcionarios del equipo de López Obrador en la planeación de la toma de la tribuna. (...) el titular de Gobernación negó que el Cisen haya intervenido las llamadas. PRI y PAN en la Cámara Baja, así como la Iglesia católica condenaron las "acciones de espionaje". Funcionarios del gobierno capitalino, encabezados por López Obrador, así como diputados federales y locales minimizaron las grabaciones. Martí Batres responsabilizó a Creel de estar detrás del espionaje.

El presidente de la Comisión del Distrito Federal del Senado de la República, David Jiménez González, anunció que convocará “de inmediato” a los integrantes de este órgano para analizar la posibilidad de que el jefe del Gobierno del DF sea removido, debido a la creciente confrontación que mantiene con los poderes federales. Otros integrantes de la Comisión del DF, la panista Cecilia Romero y el priista Esteban Miguel Angeles Cerón, coincidieron en que es necesario que la Comisión se reúna para analizar si se cumplen las causales establecidas en la legislación para la destitución. El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Enrique Jackson Ramírez, afirmó: "Yo creo que vale la pena que las comisiones en la materia se aboquen al análisis del asunto (la posible destitución de López Obrador), pero sin darle otra lectura que una revisión, porque es un asunto muy delicado". En entrevista, el senador del PRI indicó: "La remoción del jefe de Gobierno es un tema que hay que manejar con mucho cuidado y con mucha pulcritud para no crear una falsa expectativa, para no escalar todavía más el asunto, para no estar especulando con el tema".

Se equivocan quienes creen que con el golpe que nos están dando se van a eliminar programas sociales, recortar servicios o aumentarán los impuestos", afirmó (AMLO), al señalar que su administración está acostumbrada a resistir los ataques y seguirá defendiendo el proyecto alternativo de nación que postula. Luego de que la Cámara de Diputados aprobó la reforma al artículo 122 constitucional para dejarla en manos del Senado, donde PRI y PAN son también mayoría, el mandatario capitalino advirtió que de esta manera ambos partidos "se están quitando la máscara, mostrando que están por un proyecto distinto, de privilegios y corrupción, pero la gente va a decidir en su momento".

Explicó que una vez que concluya el proceso para modificar la Constitución en el Congreso y en las legislaturas locales, el gobierno de la ciudad procederá a impugnar la reforma ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación y, en caso de que se tenga que poner en práctica el recorte, presentará un informe detallado de cómo se enfrentará la situación. Pero insistió en que no faltarán los servicios ni el apoyo a la gente humilde.

De nuevo en el ojo del huracán político y exhibido como embustero al demostrarse que sus reiterados deslindes de que Bejarano sea su operador político y que nada tiene que ver ni con él ni con el gobierno que encabeza, no es más que la suma de las mentiras que, como Goebbels, repite y repite esperanzado en que serán tomadas como verdades, el político tabasqueño está atrapado de nuevo en lo que llamó "una confabulación, una conspiración" del gobierno federal en su contra para supuestamente "eliminarlo" de la carrera presidencial rumbo al 2006, de la que durante más de tres años se la pasó mintiendo también cuando insistía en que lo dieran "por muerto".

Interesante, ¿no le parece? Eso de que Barrales le diga a Batres que si las "instrucciones" siguen igual y que esté al pendiente por si hay que "tomar decisiones"… ¿No que el gobierno capitalino no sabía nada de la toma de la tribuna? Por lo pronto, parecía que Batres sí sabía. Ahora, ¿sabía López Obrador? Él dice que no. ¡Caramba! Ya parece broma, ¿no cree? No sabía de lo que hacía Bejarano, tampoco de lo que hacía Gustavo Ponce. ¡Qué gobernante tan informado de todo lo que hacen/saben/apuestan/se meten al bolsillo con todo y ligas sus subordinados! Otra de las grabaciones, que la verdad ya son como de reestreno, son de René Bejarano y de Dolores Padierna, en la cual se refieren a una reunión en la cual a él le fue bien, pero a ella mal. (...) Mmm, ¿y qué no sabíamos que Bejarano sigue manejando muchas cosas y que para nada está en el exilio?

Si hubo complot —como vuelve a acusar el gobernante local— en la grabación publicada en las últimas horas por Canal 40 y Crónica, más bien habría que buscarlo entre las tribus que se disputan su candidatura. Pero lo que generó la grabación es la evidencia de otro tipo de asociación delictuosa. Involucra al gobierno del DF a un grupo de legisladores locales perredistas; a un ex diputado local a una semana de ser llevado ante el juez, y a algunos legisladores federales del PRD. Pone en evidencia una acción concertada del Poder Ejecutivo local contra el funcionamiento de un órgano del Poder Legislativo federal. La sanción prevista y ya en estudio: la separación del cargo por el Senado, sin necesidad de desafuero. Y el autor intelectual del golpe lo sabe. Por eso ya no juega con no condenar ni avalar el asalto al Parlamento. Y, aunque tarde, ahora sí se apresura a deslindarse de la violencia contra el Congreso. Caen sus aliados informativos. Ayer los reprendió al amanecer por valorar como “nota principal” la grabación Barrales-Batres. Éste le gritó a Carlos Loret el mismo reproche. El lunes Radiópolis (Verónica Méndez) denunció la maniobra lopizta de llevar a la fuente a desayunar y Monitor tuvo que afrontar a su audiencia por acudir.

Miren quiénes hablaban de complot. Acusaban a todos de conjurar contra el jefe de Gobierno, pero ahora sabemos que el Gobierno del DF en asociación delictuosa con sus legisladores maquinaron asaltar la Cámara de Diputados. Y el autor intelectual del golpe al Legislativo ponía cara de inocente y se disfrazaba de víctima. ¿No han ido demasiado lejos? ¿Nadie ve el precipicio?

Y como ya es costumbre en López Obrador y en una buena parte de su partido, ante la evidencia de un acto carente de ética y moral política, y que muestra la subordinación de los legisladores locales del PRD al Ejecutivo local subordinación que siempre criticó el PRD en los gobiernos del PRI y del PAN, el perredismo cerró filas no para explicar esa desaseada y nada ética maniobra política, sino para denunciar que existe una red de espionaje político contra el PRD y su jefe de Gobierno en la capital del país, lo cual es un delito. Luego vino la condena casi unánime del perredismo. Sin presentar prueba o evidencia alguna, el coro del PRD responsabilizó al gobierno federal, al Cisen, al secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda.

No hay duda de que debe ser reprobado, sancionado y castigados los responsables del espionaje que exhibió a Bejarano, Dolores Padierna, Martí Batres y Alejandra Barrales, pero en rigor, esos perredistas son los menos calificados para quejarse de que son víctimas de espionaje político, porque ese ilegal y condenable espionaje descubrió ante la opinión pública una actuación igual de condenable, como la participación del gobierno del DF y de Bejarano, en el asalto a la tribuna de la Cámara de Diputados.

Ahora bien, ¿es ilegal que el gobierno de la Ciudad de México haya organizado la toma de la tribuna de la Cámara de Diputados? Me parece que no, pero de todas formas se ve mal, especialmente después de todas las declaraciones de dirigentes perredistas en el sentido de que los diputados del PRD actuaron por inspiración espontánea. ¿Es ilegal que René Bejarano siga llevando por lo menos una parte de la operación política del gobierno AMLO? Por supuesto que no, pero también se ve mal. ¿Es ilegal que se hayan difundido las llamadas telefónicas? En este caso lo que es incorrecto es entregar las grabaciones ilegales a un medio para su difusión. Pero un periodista tiene un deber profesional de difundir las grabaciones una vez que éstas llegan a sus manos. Gómez Leyva hizo lo que tenía que hacer.

Una vez más, López Obrador dice no saber nada de lo que sucede en su entorno. Raro socratismo tropical para asuntos propios que, sin embargo, se convierte en omnisciencia cuando de los ajenos u opuestos se trata: de todo puede hablar el jefe de Gobierno, insinuando, especulando, recurriendo incluso a presuntas fuentes confidenciales cuando así lo desea, pero de nada sabe ni comenta cuando el tema le resulta incómodo, aunque sea materia específica y obligada de su cargo, pues utiliza los bateos famosos para mandar las preguntas de los reporteros a volar, o asume marcialmente la ignorancia como virtud ¿Ponce? Sólo sé que no sé nada. ¿Bejarano? Nada sé que no sea solo. ¿La toma de la tribuna de la Cámara de Diputados? Sé que nada sólo no sé. Sócrates en el Zócalo, sin mayéutica ni dialéctica.

El bejaranismo fue un afluente básico en la constitución de la corriente que en 2000 se separó de la matriz cardenista para trazar su propio curso: contingentes, aportaciones económicas, conocimiento preciso del mapa político capitalino y una capacidad operativa personal de René que ningún otro personaje podía ofrecer a quien de Tabasco había llegado al Distrito Federal para ser dirigente nacional partidista y de allí aspirante al cargo ejecutivo capitalino que finalmente ganó, con el apoyo y la complicidad del silencioso, cumplido y disciplinado Bejarano. René que paga individualmente las culpas de un proyecto colectivo.

El padre del sospechosismo está sospechosísimo.Y qué decir del ex gobernador de Sonora, experto en la materia.

El "ganón" no es el gobierno foxista, porque con eso contribuye a la victimización de AMLO y al fortalecimiento de su popularidad. El ganador de la confrontación Fox-AMLO está en otro lado. Otra pregunta: ¿Quiénes han practicado históricamente el espionaje político? Esa es una práctica harto frecuente entre los grupos del PRI, y sobre todo de quienes hoy están en los primeros círculos del poder en ese partido. No hay duda de que existe una mano, y una mente perversas que le apuestan a que aflore lo más irracional del PRD, y que esa irracionalidad sea lanzada contra el gobierno de Fox, con la intención de provocar un choque que pudiera ser irreversible.

¿Fue el Cisen el que grabó y filtró las grabaciones? No se puede descartar, ciertamente, pero la idea de que toda grabación ilegal debe ser hecha necesariamente por el Cisen es falsa. No se requiere de mucha sapiencia, dinero o tecnología para grabar llamadas de teléfonos celulares. El equipo para las intercepciones se puede comprar con facilidad y a un precio relativamente modesto.

López Obrador, conocía de la afición de su ex secretario de Finanzas, Gustavo Ponce, por el juego, porque el funcionario pedía permiso para ausentarse de sus actividades. Así lo aseguró Enrique Soto Fernández, quien defiende a Ponce de los cargos de “lavado” de dinero y fraude genérico. El abogado también dijo que su cliente se siente traicionado por el gobierno de López Obrador, porque no le dieron siquiera el derecho a ser escuchado, lo cesaron fulminantemente y le libraron la orden de aprehensión.

Se preguntó a Soto al salir de la diligencia de ampliación de declaración, si López Obrador sabía que su colaborador era aficionado al juego y dijo: “Sí, porque él pedía permiso, si no hubiera pedido permiso, imagínese, a la tercer falta pues lo hubieran cesado. Él tenía nueve meses siendo secretario de Finanzas”. Aclaró que aunque las autorizaciones se las daban en el área de personal, por ser funcionario de primer nivel, López debía saber de sus ausencias. Sobre los viajes a Las Vegas, Soto dijo que Ponce nunca llevó 50 mil dólares como se ha dicho, que no depositó elevadas sumas de dinero ni jugaba a grandes cantidades en las mesas de los casinos. Iba por diversión, explicó el abogado.

El defensor afirmó que Ponce no debe estar en el penal de alta seguridad de La Palma porque ni siquiera está procesado, que nunca ha tenido problemas con la justicia y no es hombre peligroso. Comentó que su cliente no hizo imputación alguna contra el gobierno federal o contra el jefe de Gobierno, aunque éste no lo quiso escuchar. Ponce ya fue atendido por médicos del penal y se encuentra estable y confiado en que recibirá auto de libertad.

¿Demócratas o subversivos?

¿Demócratas o subversivos?

Federico Reyes Heroles

"El derecho del sufragio suprime el derecho de insurrección"

Víctor Hugo


"No vamos a hablar hoy, es viernes, de una vez les adelanto mi pronóstico, estoy viendo que van a ganar los Cardenales de San Luis la Serie Mundial, eso es básicamente lo que puedo decirles. Amor y paz y buen fin de semana, que la pasen bien", ésa fue la burlona respuesta de un sonriente López Obrador. La segunda interrupción violenta de los perredistas en la máxima tribuna política no le mereció más comentario. Su evasión no tiene nada de gracioso. ¿Qué acaso no se enteró de lo que harían sus huestes locales el martes? Los engaños de la diputada Padierna le deben de haber parecido dignos de elogio. La fotografía de los asambleístas dormidos sobre la tribuna le debe haber causado hilaridad. López Obrador debe, en su fuero íntimo, haber festejado que la diputada se sentara en la silla del presidente de la Cámara Baja. Ja, ja, ja. Era un triunfo. Sólo así se explica uno su reacción. Eludir un juicio sobre lo ocurrido es algo más que evasión, es quizá cobardía.

Vayamos de nuevo a los hechos. De qué sonreía el jefe de Gobierno de la capital del país, uno de los "líderes morales" de una de las tres fuerzas nacionales. Por qué andaba tan de buen humor esa mañana. Si los hechos le hubieran disgustado, lo conocemos bien, no se hubiera tocado el corazón para hacer alguna crítica hiriente. Pero no fue así, de hecho pareciera que los vio como una victoria. ¿De verdad no sabía nada o fingió demencia? No es que una masa se haya salido de curso, de control. Para nada. Hubo que coordinar la marcha, preparar la manta, mentir -toda una estrategia- eso en la primera ocasión. En la segunda el diputado Gómez les abre la puerta, los conduce hasta la tribuna y ya allí vienen los atropellos y por supuesto la foto culminante, el supremo acto de usurpación, la diputada Padierna sentada en la silla que la República le tiene asignada a quien preside la Cámara. La afrenta estaba culminada, ellos pisotean las instituciones y qué. Cuando algo no les convence o les conviene simplemente se brincan la raya institucional, le moleste a quien le moleste. O quizá, López Obrador, perdón por la suspicacia, sí sabía de la afrenta programada, conocía la estrategia desde el principio y simplemente estuvo de acuerdo. "Ésos son mis muchachos, los que son más leales a mí que a las leyes".

Porque el problema es que López Obrador quiere ser Presidente de un país de más de 105 millones de habitantes. Y entonces uno se pregunta si de verdad entiende lo que es un Estado de derecho o sigue pensando que cualquier estratagema que conduzca al poder está justificada. Como ellos tienen la "razón histórica", como ellos son los únicos justicieros autonombrados, tienen todo el derecho a destruir las instituciones. ¡Viva el Che Guevara! A destruir instituciones hasta que nosotros quedemos en ellas. La reforma al artículo 122 es quizá inoportuna y por supuesto debatible, todo lo es. De eso se trata en una democracia. Pero lo único no debatible en una democracia es acabar por la fuerza con el diálogo. Como no estoy de acuerdo con lo que tú dices te tapo la boca. Imaginemos a AMLO candidato perredista a la Presidencia rodeado de los mismos que lo acompañaron en esta aventura subversiva. Supongamos que la votación no lo favorece en julio del 2006. ¿Qué harán? ¿Tomar por asalto las instalaciones del Consejo General del IFE? O si una decisión del Tribunal Electoral les disgusta, acaso estrangularían la sala de plenos.

Vayamos más allá, supongamos que AMLO es Presidente. Pero resulta que la Cámara no le aprueba su propuesta de Ley de Ingresos y por ende el presupuesto. ¿Qué va a hacer? ¿Recurrirá de nuevo a los Bejaranos, con amplia experiencia en la materia, para tomar San Lázaro? ¿Convocará a un mitin en el Zócalo? ¿Amenazará de nuevo con tirar miles de toneladas de basura frente al recinto legislativo? ¿Buscará acaso el diálogo? "No, no, no, no; ellos están empatados con el PRI, es el PRIAN, es para manejar siempre el doble juego, la hipocresía de siempre", ésa fue la respuesta del gobernante el pasado sábado a la posibilidad de dialogar con el PAN sobre la reforma al 122. Ser duro demanda consistencia y AMLO la tiene. El ánimo de víctima es inocultable.

Que al interior del PRD exista un grupo de saboteadores profesionales no es novedad. Basta simplemente con recordar sus terribles incursiones en la vida de la UNAM para saber de lo que son capaces. Lo que sí resulta muy triste y preocupante es el papel de comparsas de muchos de sus colegas partidarios. Éste es momento de definiciones. Relativizar los hechos de San Lázaro es resbalar en la amoralidad. La toma violenta de la tribuna de la Cámara y la interrupción del debate no deben encontrar ninguna justificación. Abrirle las puertas a la violencia física como forma de imponer ideas o de impedir que las de otros avancen es un acto de barbarie sin más. Es que es parte del complot, es que buscan perjudicar a AMLO, la desesperación explica los hechos, todas las versiones que hemos escuchado no hacen sino exhibir la pobreza de convicciones verdaderamente democráticas.

¿Dónde está Cuauhtémoc?, porque incluso en los peores momentos del 88 la convicción pacifista y legal no flaqueó como ahora. ¿Cómo puede López Obrador hablar de resistencia civil, que es un instrumento extremo de quien al fin y al cabo no está dispuesto a acceder a la violencia, si al mismo tiempo está organizando a sus huestes para herir a la democracia mexicana? ¿Quién es López Obrador, un luchador social, un demócrata convencido, un activista, un rebelde, un provocador o un subversivo, es decir aquel que intenta reventar lo existente? No puede jugar con todas las cartas a la vez dependiendo de la situación. ¿O será acaso un gran simulador? ¿Y si en el asunto del desafuero le va mal y tiene que enfrentar los procesos pendientes y los pierde, que ocurrirá entonces? ¿Aceptará lo que el Judicial, digamos la Suprema Corte, decida o los declarará ilegítimos y rodeará las instalaciones?.

Basta de hipocresías y dobleces. Lo ocurrido en San Lázaro es un agravio a todos los mexicanos. Ha costado muchas vidas, mucho tiempo, muchos oprobios construir una incipiente democracia. Nadie tiene derecho a herirla así. Por el bien de todos debe haber consecuencias jurídicas. Tolerar a los intolerantes es alentar una señal perversa en contra de la democracia. Pareciera que algunos perredistas sólo quieren una parte del pacto democrático, la que les da derechos. La otra, la que supone aceptar de una vez por todas el imperio de la ley, ésa no la han hecho suya. Hay un problema: los que subvierten una dictadura o un régimen autoritario pueden ser catalogados de héroes. Los que boicotean las fórmulas democráticas simplemente son subversivos.

Jorge Fernandez, de Milenio

El mensaje en última instancia es el mismo: la amenaza de la desestabilización. La causa es sencilla. López Obrador sabe que los votos que puede obtener en estos momentos no le alcanzarían para ganar la elección presidencial. Una cosa son las encuestas de conocimiento y otras los estudios electorales serios que demuestran que, con López Obrador, el PRD difícilmente superaría la barrera de los 10 millones de votos cuando se requieren, por lo menos 12 millones 500 mil votos para ganar los comicios. La estrategia, por lo tanto, no es jugar a la legalidad sino a la rebelión. Es colocar todos los componentes explosivos en la misma bandeja como una forma de decir que el juego electoral se juega de la forma en que lo desea el jefe de gobierno o todo estallará por los aires. Es, repetimos, una peligrosísima forma de chantaje político y de la utilización de la fuerza, de una fuerza que quizás no tenga poder electoral pero sí de movilización.

El problema es que hay muchos, no sólo López Obrador, que parecen decididos a recorrer ese camino. En el gobierno federal están decididos a ir contra el jefe de gobierno sin mostrar, aún, una estrategia política inteligente que, además de golpearlo, desactive sus amenazas. Al contrario, pareciera que la intención es que las mismas se cumplan de una vez. En el priismo, muchos siguen pensando que en el marco de polarización que se está dando en realidad serán ellos los ganadores, pero dentro de este grupo, mientras algunos esperan pacientemente que la manzana del poder caiga en sus manos, otros están azuzando un enfrentamiento en el que pueden terminar, ellos también, perdiendo. Hoy será un día explosivo en el DF, quizás también en otras zonas del país. Es que el otro complot, el de la amenaza abierta, está en marcha y funcionando

lunes, octubre 11, 2004

La pandilla

La pandilla

Jesús Silva-Herzog Márquez

Andrés Manuel López Obrador ha consumado la degradación del partido de centro-izquierda que desde hace 15 años anima la competencia política en el país. El partido se ha convertido en pandilla: un grupo político que encuentra en su capacidad de intimidación su verdadera fuerza. Frente al partido que se inserta en el juego democrático y se pone al día, está la idolatría que está dispuesta a incendiar al país con tal de encumbrar al caudillo. El PRD de López Obrador es indistinguible ya de un grupo de choque, de una banda porril que a golpes y gritos se apodera de los espacios públicos para evitar su funcionamiento.

La instrucción es clara: reventar el espacio en el que se decida o discuta un asunto que no les gusta a los seguidores del alcalde. El parlamento será símbolo de soberanía nacional cuando les otorga razón; cuando conforma una mayoría contraria se convierte en palanca de intolerancia e imposición. Cualquier intromisión del Presidente en la vida del Congreso será tachada, por supuesto, como una maniobra autoritaria, como un reflejo del viejo régimen; los porrazos que ellos propinan a la deliberación libre son actos de dignidad, ceremonias de autodefensa. Aquí está la contribución histórica de López Obrador a la izquierda mexicana: transformar un partido en una pandilla de golpeadores.

El porrismo perredista tiene tal certeza de su misión que no tiene regla alguna que acatar. Las normas de civilidad parlamentaria son frivolidades cuando se trata de defender al caudillo. La regla de la mayoría es, en realidad, una treta que hay que exhibir. La regla que importa en su democracia no es la del número sino la de la causa. Que se imponga quien tiene la verdad moral, que calle quien sólo tiene votos. Pablo Gómez lo expresó en una síntesis admirable: la minoría tiene la razón y por lo tanto el derecho de aplastar a la mayoría. Perfecta cápsula de la filosofía política del lopezobradorismo: la democracia como el régimen que otorga soberanía a quien encarna la moral pública.

Nada de estorbos legales, nada de trámites para la formación de mayorías. ¿Para qué contar los votos si ya sabemos que la historia y la moral nos dan la razón?
El retroceso es lamentable. En las escenas del primitivismo perredista observamos la derrota del proyecto de la civilidad democrática. Una tragedia para una izquierda que pudo ser moderna, tolerante, democrática. El tercer partido político nacional, un partido de ambiciones presidenciales, convertido en una fanatizada turba estudiantil.
Los episodios recientes no son menores. Menospreciarlos como anécdota es volverse cómplice de la degeneración política que avanza.

Los aliados del alcalde de la Ciudad de México decidieron clausurar el Congreso. Para aquilatar el sentido de esta acción imaginemos simplemente que otro actor hubiera hecho lo mismo que hicieron los perredistas. Imaginemos, por ejemplo, que los diputados del PAN, anticipando que la mayoría parlamentaria tomaría una votación contraria a los intereses del gobierno, hicieran estallar una sesión del Congreso a través de la violencia y la gritería. Imaginemos que el propio presidente Fox impidiera el funcionamiento de la legislatura, que enviara a sus agentes a detener la discusión en la Cámara de Diputados y que, con todo orgullo apelara a nociones de justicia, de moral y de historia.

Imaginemos al presidente Fox declarar que lo único que hicieron quienes impidieron el funcionamiento de la legislatura fue defender a la nación. Sí, cerré el Congreso en bien de la nación. El escándalo sería inmenso. Todos lo llamaríamos por su nombre: un golpe. López Obrador, por su parte, se rehúsa a condenar el ataque al Congreso y felicita implícitamente a los golpistas afirmando que han defendido los intereses de la ciudad. Impidieron el atraco, dice. Los perredistas no sacaron los tanques a la calle pero lograron el objetivo de los golpistas: callarle la boca a un órgano democrático.

Primero fueron los asambleístas del PRD. Los secundaron después los diputados perredistas que decidieron taparle la boca al Congreso e impedir su funcionamiento. Como hacen los déspotas con las asambleas incómodas, los perredistas silenciaron reiteradamente a un órgano del Estado. No le demos la vuelta: esta semana presenciamos dos golpes al Congreso. Dos operativos exitosos en los que, a través de la violencia, se impidió la marcha del cuerpo que expresa nuestra diversidad. Lo más dramático es que ese golpe ha provenido de los mismos representantes populares que deberían cuidar la dignidad del espacio de la deliberación nacional.

Los legisladores perredistas acuchillando orgullosamente a la legislatura. Y después del golpe, mostrando satisfechos la daga sangrienta. La estampa de la inefable diputada Padierna ocupando por la fuerza el asiento que corresponde al presidente de la Cámara es una estampa elocuente de un fugaz golpe de Estado. ¿Exagero?

Mientras tanto, López Obrador ríe y bromea. Está satisfecho del influjo de sus enseñanzas: ha convertido al Partido de la Revolución Democrática en el brazo electoral del Frente Popular Francisco Villa. El partido tiene caudillo y tiene causa. Tienen la razón de la historia y la moral de su lado. Toda crítica es una conspiración de los perversos. Los principios, dice él, no se negocian. Por tanto, las reglas no tienen por qué ser acatadas. Ante la injusticia hay que rebelarse del modo que sea. Ahí está la dignidad. Nos lo ha dicho reiteradamente: el Proyecto no se detendrá por banalidades como las reglas o la decisión de las mayorías.

Su partido lo sigue como un ciego. López Obrador ha conquistado definitivamente al PRD. Las voces sensatas, como la de Demetrio Sodi, no encuentran espacio para expresarse frente a esta primitiva fogosidad. Quienes gritan la voz del PRD son los mil bejaranos que forman el Comité de Defensa del Indestructible.

Jorge Castañeda hacía la pregunta central hace unas semanas. La gran incógnita alrededor del desafuero de López Obrador y, en general de su conducta pública, es saber si está dispuesto a acatar una resolución adversa. Ya sabemos la respuesta. El iluminado no acatará veredicto contrario. Tiene el respaldo irrestricto de su partido. Ya ha hablado de la resistencia pacífica. Los golpes que sus aliados han escenificado en días recientes son una advertencia -más bien, una amenaza. Si esto han hecho los perredistas para impedir una reforma en el Congreso, ¿qué harán si se pone en el debate el desafuero de su caudillo?

Esta semana el tercer partido político de la República ha dado forma visual a su deslealtad democrática. Las reglas de la convivencia pluralista no los atan de modo alguno. Si hay que romper las reglas, si es necesario callar al Congreso, si es forzoso impedir el funcionamiento de las instituciones, la pandilla perredista está dispuesta al asalto. La soberbia moral del tabasqueño se ha apoderado del PRD. El nuevo autoritarismo está aquí. Ocupa el cuerpo de lo que un día fue el Partido de la Revolución Democrática.